Esta es una cuestión bastante complicada, porque su respuesta depende del punto de vista desde el que observemos esta pregunta.
Tener hijos es un acto natural, los animales tenemos el instinto de reproducirnos. En algunos casos no se elije quedarse embarazada o no. Sin embargo el acto de conducir sí se elije.
Se podría dar el caso de que la sociedad exigiera que los futuros padres pasasen una serie de pruebas para comprobar si son aptos o no, ya que la sociedad se hace cargo de todos nosotros desde el momento en el que nacemos. Estas pruebas podrían tener muchas ventajas, y muy probablemente el indice de abusos a niños y de maltratos en el hogar descendería notablemente.
Sin embargo si una mujer ya embarazada no consiguiese superar estas pruebas, se generarían muchos conflictos éticos, ya que obligarla a abortar o arrebatarla a su hijo nada más nacer por muchos sería considerado un acto terriblemente cruel. Estos exámenes no serían ni del todo justos ni del todo válidos, porque nadie sabe ser cómo ser el padre perfecto antes de serlo. Es cierto que el examen podría ser de muchos tipos, podría simplemente requerir unas condiciones mentales estables y una economía aceptable, en este caso podría ser algo más justo, pero no del todo.
En mi opinión, no es ético limitar la libertad individual, solamente por el miedo a que las personas se puedan equivocar en sus decisiones y en sus actos. Lo más importante es la educación para que la decisión de tener hijos, su cuidado y la formación de estos sea un acto responsable.
Engendrar un hijo es mucho más fácil que conducir un coche, pero
también tiene consecuencias infinitamente más perdurables y trascendentes que
un oportuno cambio de marcha.
Naturalmente, la fantasía de institucionalizar el carnet parental
como paso previo a la concepción de hijos ólo podría materializarse bajo un
régimen totalitario: nazis y comunistas convirtieron la procreación en un
asunto de Estado sujeto a leyes implacables. Pero el rechazo categórico a todo
tipo de legislación coactiva no excluye la necesidad de que las parejas en edad
fértil se pregunten con una dosis de responsabilidad, si tienen o no vocación
parental."
Eduardo Goligorsky
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